Nace en Sevilla el 18 de octubre de 1909 y fallece en Granada el 21 de enero de 2003. Obtiene el título de licenciado con premio extraordinario y se doctora en la Universidad Central de Madrid.
Catedrático de Historia de Bachillerato y miembro de la Real Academia de la Historia. Correspondiente de la British Academy, pertenece también a la de Bellas Letras de Córdoba y a la de Buenas Letras de Sevilla, lo mismo que a la de Venezuela de la Historia.
Ha obtenido diversos premios: Diputación de Sevilla en 1942, de la Academia Alfonso el Sabio, del Centro de Estudios del Banco de España en 1958, el “Ibáñez Martín” del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en 1974. Fue nombrado doctor “honoris causa” por las universidades de Granada, Complutense de Madrid, Córdoba, Sevilla y Central de Barcelona. El Ayuntamiento de Sevilla le distinguió con la medalla de oro de la ciudad. En el homenaje recibido con motivo de su jubilación se le impone la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio (1981).
Don Antonio dedicó su vida a la enseñanza y a la investigación de la Historia, lo que le ha reportado el reconocimiento unánime que le obligaba a participar en congresos nacionales e internacionales. Como historiador su trabajo destaca por el rigor, el interés por los aspectos socioeconómicos y el deseo de explicar y comprender las minorías etnicorreligiosas, tal y como se refleja en sus obras: La población de Sevilla en la baja Edad Media y en los tiempos modernos (1941); Cádiz como puerto en sus aspectos mercantil y militar (1945); El problema social agrario y las leyes de colonización (1949); La población española a lo largo de su historia (1950); La clase social de los conversos en Castilla en la Edad Moderna (1955); Los extranjeros en la vida española durante el siglo XVII (1960); Los judeoconversos en España y América (1971), y tantos otros trabajos que es imposible incluir (entre libros y artículos totalizan unos 315).
Es benemérito de Andalucía, no sólo por la cantidad de estudios realizados (Orto y ocaso de Sevilla, 1946, fue su primera obra de importancia y a la que don Antonio calificó como “peccata juventutis”) sino también porque él consideraba su estancia en Madrid como un exilio por la nostalgia de las tierras andaluzas.
Domínguez Ortiz busca la esencia andaluza en su geografía y en la conciencia del pueblo, protagonista de la Historia, que debe forjar “su propio destino para bien de sí mismo, de España, de la que es parte esencial, y de la Humanidad entera” así escribe en la presentación de la Historia de Andalucía que él mismo dirigió.
Su obra es imprescindible para el conocimiento de la historia de España en los siglos XVI, XVII y XVIII. Política y Hacienda de Felipe IV (1960); La sociedad española en el siglo XVIII; Crisis y decadencia de la España de los Austrias (1969); El Antiguo Régimen: los Reyes Católicos y los Austrias (1973); Las clases privilegiadas en la España del Antiguo Régimen (1973); Historia de España: Los Reyes Católicos y los Austrias (1988); Historia de España (obra en colaboración, 1991); y tantos otros estudios, lo confirman como la máxima autoridad en la España de los Austrias y uno de los pilares esenciales para el conocimiento de nuestra historia.
José Mª Zapico Ramos
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